viernes, febrero 23, 2007

La Casa Kickapoos





















La Casa Kickapoos
Adalberto Zapata
Algunos autores consideran los rituales relacionados con la construcción de la casa como uno de los elementos constitutivos de la identidad de los kickapoos. Grupo originario de los grandes lagos de Norteamérica, guerreros infatigables, aliados de los mexicanos en la guerra de Texas en contra de los gringos y asentados en México desde esa época. La construcción de la casa permite la creación de un espacio sagrado; aunado al ritual de la cacería como fundamental para el grupo, al igual que su vieja tradición de moverse continuamente, de ser viajeros en busca de sus sustentos y su permanencia.
“La casa nos la dio Kysigiata, es de tule; antes aquí se daba, pero ahora hay que ir por él hasta Cuatro Ciénagas, imagínate que nos lo quieren cobrar, pero yo digo, si se da silvestre, sale sólito en el agua, no se requiere mucho para una casa, alcanzaría con una camioneta llena; En Texas nos dejan entrar a los ranchos por tule, nos lo dan, a ellos no les sirve, pero ahora tenemos muchos problemas para conseguirlo, Lázaro nos dijo que hiciéramos casa, que nunca dejáramos de hacerla, es nuestra” (Zapata, 1984: 26)
Es común considerar la casa tipo “Wigwan” como uno de los rasgos distintivos del grupo kickapoo. La casa es el “refugio de las tradiciones; es el hogar, es el templo, es la escuela y el lugar de reunión que permite la reproducción cultural” (Moctezuma;1982,21). En el Nacimiento estado de Coahuila, la familiar forma un núcleo dentro de un espacio definido dentro de este se encuentran dos casas habitables aún cuando solo una esté en uso y la otra permaneciendo en esqueleto o desmantelada. Las dos son renovadas cada año, corresponde a una tradición de tipo místico. Además de esas construcciones habitables, existe la “ramada” o “parasol” que se levanta enfrente de las casas de verano, la cocina - granero, y el recinto o casa lunar utilizado durante los periodos menstruales.
Existen tres tipos de construcción de habitaciones durante el año y dos accesorios; dos formas son dominantes, la elíptica y la cuadrangular, aunque las cinco tienen un carácter religioso en cuanto a su función. Así lo dispuso Kitzigiata, y por lo tanto sirven de abrigo y conservación de la salud; La casa habitación era usada como templo familiar donde se realizaban ritos constantemente.
La construcción de la casa implica un ritual que es ejecutado por una mujer mayor de edad, vestida con una tradicional falda de diferentes colores. La mujer vieja, de cabellos blancos, siempre permaneció sobre el piso, recorriendo lentamente pero con paso firme toda la construcción. Le dio varias vueltas a la construcción y era la que iba por las estelas de tule para acomodarlas en el exterior. De alguna forma, esta mujer imponía el ritmo de la construcción, dando órdenes que las demás mujeres seguían, le preguntaban de vez en cuando algo y ella contestaba con pequeños sonidos. Cuando la estructura de nogalillo quedó firme, la vieja fue hacia el montón de tule, de donde sacó una especie de petate grande hecho con las ramas de tule, secas y tejidas para mantener apretado el material y pueda resistir el agua y cumpla su función de aislante.
Las mujeres construyen la casa, se considera el último reducto del trabajo colectivo del grupo, intervienen no sólo las mujeres que van a habitarla, sino todas aquellas que tienen lazos de parentesco o lazos sociales de cualquier tipo, porque son las mujeres las encargadas de la construcción de las casas y sólo rara vez cuenta con la ayuda del hombre (Moctezuma,1982:21). Los hombres nunca suben a la estructura. Estos tienen la función de recolectar las palmas de sotol, material fundamental para la construcción de la casa, así como los diferentes materiales, los que van agrupado cerca del solar donde se levantará la casa. Pero no intervienen en la construcción de la casa, solo son espectadores.
La construcción de la casa se encuentra inmerso en un ritual, si consideramos que los ritos son actos o conjuntos de actos de carácter repetitivo, estereotipado y simbólico, ejecutados según ciertas reglas, a las que se atribuye al menos en parte una eficacia de orden extraempírico.
Por lo cual podemos plantear que el rito comprende una doble dimensión:
a) una morfología (de qué está hecho).
b) otra funcional (para qué sirve).
Desde el punto de vista morfológico; se da una supuesta institucionalidad, al rito se le caracteriza sobre todo por una acción simbólica que significa algo distinto de cuanto manifiesta en forma directa. Por lo tanto son signos cuyas significaciones son acciones, gestos, comportamientos, indumentarias, figuraciones que además de sus primeros significados tienen otros segundos. En este sentido la construcción de la casa se presenta con las características antes mencionadas, esto es, se presenta como una practica institucionalizada, donde son las mujeres las que la construyen y son guiadas por la mujer más vieja de las constructoras. Esta mujer es la que ejecuta los actos de carácter repetitivo, como es ir y venir con los materiales, y los ejecuta siguiendo ciertas reglas ya que es ella la que va determinando el ritmo de la construcción. Hay que recordar que son las mujeres las que amarran la estructura de la casa, que puede ser visto como un rito, y las que amarran los petates de tule, que serán los que cubrirán la estructura de la casa. La eficacia de lo extraempírico sería algo de lo que deducimos, ya que la casa es también un templo, o sea, que se presentan la doble dimensión de lo sagrado y lo profano.
La casa de forma elíptica o casa de invierno, del tipo “Wigwan” de los grupos algonquinos centrales, se inicia después de determinar lo que podríamos denominar los “focos” de una elíptica; sobre éstos se clavan dos troncos a una profundidad de aproximadamente treinta cm en un hoyo hecho con una espátula de acero, como las que usan los traileros para cambiar las llantas. Los troncos, ya firmes, funcionan como horcones sobre los que se colocan otros troncos a manera de travesaños, los cuales servirán de soporte a la habitación; su colocación es longitudinal, se encuentra alineada hacia el este, rumbo que orientará toda la construcción y en el que se encuentra la entrada. Los materiales para la construcción se encuentran apiñados a unos 20 m de distancia de lo que sería el frente de la casa.
Al quedar fijados los horcones, se inicia propiamente la construcción de la estructura, que irá tomando la figura elíptica propia de este tipo de construcción. La figura se logra poniendo en sucesión los troncos de nogalillo, que formarán un arco en tensión, amarrados por los extremos a los travesaños longitudinales, que a su vez se sostienen por los horcones ya mencionados. Se colocan otros troncos más delgados, también de nogalillo, en forma horizontal, lo que permite desarrollar la estructura lateral con la forma parabólica invertida.
Dentro de los personajes que estaban construyendo la casa había mujeres y hombres, los hombres permanecieron siempre sobre el piso, las mujeres subían al techo para amarrar la casa, en el grupo destacaban dos mujeres, una de más o menos 25 años que vestía pantalones de mezclilla, con una camisa amplia de color azul, el pelo recogido y de bellas facciones, con unos ojos profundamente negros; ella bajó de la casa, tomó una madeja de cuerdas ya cortadas como de 30 cm de largo, las enganchó en su cintura, y con mucha agilidad, volvió a subir al techo de la casa.
La casa tiene dos “brazas” de ancho por cuatro de largo y dos de alto por el centro, tiene forma de horno de pan. Su estructura interna es de arcos de varas y tejidos de palos como cuadros; se utilizan hojas de palma de zotol para atar los cruzamientos de la vara a los rectángulos de cuadros. Adosadas y cubriendo esta estructura van esteras simétricas de tule, de 2.25 m de ancho por 4.50 m de largo, yuxtapuestas para no permitir la entrada del viento o del agua. En la parte central y superior tiene un claro o tronera que sirve de chimenea, de la que pende una cadena, y en su extremo, a guisa de gancho, cuelga el caldero u olla para los cocimientos. La única puerta es de 70 cm de ancho por 1.80 m de alto; va cubierta con una cortina de manta y siempre mira al oriente. Es ocupada de octubre a marzo, y se construye en fechas fijas según indicación del sacerdote del grupo.
La casa cuadrangular es usada en el verano; la elíptica en invierno; la tercera, portátil (como tienda de campaña, hecha de manta y sujetada por tirantes a estacas), se habita durante la cacería, es una estructura muy conocida denominada tipi.
La de forma cuadrangular (odanikani), habitada en el verano (de abril a septiembre) es de una estructura bastante grande, como de 32 m2, con paredes de carrizo y varas o tallos de zotol de seis cm de grueso, más amplia en capacidad de aire, claro para la salida de humo y con un anexo pequeño dedicado a cocina. Tiene también una ramada al frente, mas baja que el techo de la casa, y tepextles para sentarse en el día o dormir en las noches de calor.
Las mismas esteras de tule que sirven para los techos de la casa de verano se usan en las chozas de invierno y en la llamada de “lunación” para las mujeres en menstruación, es mas pequeña y generalmente se encuentra a un lado de la casa familiar.
La construcción utilizada en el verano como cocina y granero o despensa es semejante a la casa de verano pero más pequeña, menos bien terminada y no necesariamente tiene que mirar al oriente. En el techo se distingue una tronera para la salida del humo, la cadena y ganchos para colgar las ollas y un armazón de madera para guardar objetos domésticos.
La Casa Lunar: esta es una estructura utilizada por las mujeres durante la menstruación, se levanta dentro del espacio familiar. Es semejante a las casas de invierno, el techo es de zacate con una abertura que funciona como puerta. Pero de un tamaño mas reducido. Se podría decir que existe una por cada cuatro o cinco casas comunes.
En la casa de invierno se observa un piso de tierra, sobre éste las esteras largas que sirven para dormir, comer y sentarse. La entrada es cubierta con una manta, lo que les permite privacidad completa dentro del interior, donde se colocan tres estelas tejidas en colores diversos, formando un tapiz, en el fondo y a los lados de la casa; se pueden colocar al ras del suelo o sobre tepextles hechos de troncos de árbol y vara a unos 30cm. del suelo. Al centro se encuentra la fogata religiosa, que es mantenida de noche y de día, y calienta toda la habitación por la forma en que esta construida; esto les permite soportar las bajas temperaturas que azotan a la región en invierno (máxima 28; mínima 13.).
En las casas de verano usan tepextles de horcones y varas, sobre los cuales asientan las esteras de tule. El tule requiere agua para su crecimiento, es una planta propia de regiones pantanosas o de riberas de lagos. A ambos lados de la entrada se aprecian los espacios para guardar y preparar los alimentos, así como las cubetas para el agua y la lámpara de kerosén. El fondo de la casa se destina para guardar los baúles y cajas que contienen la ropa y objetos para uso personal.
La religión, si bien sólo se abordó lateralmente esta impregnada de valores que permiten distinguir mecanismos de identidad claramente diferenciados, no sólo por las ceremonias de la media luna, sino que va de más antiguos, si bien ésta se encuentra fuertemente impregnada de valores y rituales modernos tomados de su contacto con otros grupos, en fin, la identidad no está en un rasgo, ni siquiera en un conjunto de rasgos culturales, sino que está en lo que se ha denominado dinámica étnica, esto es, un sistema amplio y complejo de lealtades y autoadscripciones que aparecen ante una necesidad de acción.